La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune que afecta a un 1% de la población y se caracteriza por inflamación crónica y destrucción progresiva de las articulaciones. La periodontitis (EP) es una enfermedad infecciosa multifactorial, pero tiene muchas cosas en común con la AR: ambas enfermedades tienen fases de remisión y exacerbación; en la EP puede que no estén afectados todos los dientes, al igual que en la AR puede que no estén afectadas todas las articulaciones; ambas enfermedades exhiben destrucción ósea y han sido relacionadas con riesgo de enfermedad vascular; los leucocitos polimorfonucleares juegan un papel importante en ambas enfermedades, produciendo un número importante de citoquinas y enzimas proinflamatorias, relacionadas con la inflamación y destrucción.
Por otro lado, en artículos recientes se ha observado, comparando pacientes con AR y pacientes sin artritis, que existe una mayor prevalencia de periodontitis en los pacientes con AR, así como una relación directa entre la gravedad de la enfermedad periodontal y la severidad de la artritis.
En resumen, ambas, AR y EP, presentan lesiones inflamatorias crónicas adyacentes al hueso y en este contexto, ambas enfermedades están caracterizadas por destrucción de hueso y tejido conectivo. La etiopatogénesis de dichas enfermedades ha sido investigada extensamente en los últimos años. Aunque AR y EP tienen etiologías distintas, la manera en que se produce la destrucción, tanto de los tejidos que rodean al diente, como de las articulaciones, es muy parecida; es decir, comparten mecanismos patogénicos comunes. Esto es importante desde el punto de vista de que se conocen ya algunas estrategias terapéuticas que pueden beneficiar a ambas enfermedades. Por tanto, lo que parece claro es que una buena salud periodontal es aconsejable en estos pacientes.